Él hace labor social y sus rasgos físicos son similares a los de Rafael Correa.
La bandera de
Emelec pegada al vidrio lateral derecho de su viejo auto Lada -al que llama
‘Iroman’- lo identifica como hincha eléctrico a Óscar Luis Amador Granja, un
profesional que más que trajinar con lo referente a su carrera de abogado, se
dedica a la labor social y ayuda humanitaria, sobre todo en las zonas rurales.
Amador desde hace
3 años lee la Palabra del Señor, como él dice; y agrega que asiste a la iglesia
Asamblea de Dios, donde es coordinador.
Una pulsera en su
mano derecha tiene la leyenda “Jesús te ama” y un tique pegado en el retrovisor
de su carro indica “He decidido seguir a Cristo”, como características de su
fe.
Su vida cristiana
también ha hecho que ofrezca otras ayudas, pues ha colaborado con iglesias
evangélicas y brindado apoyo a pastores. Incluso ha participado en
eventos artísticos de la iglesia y en su organización. Una de éstas fue
la visita de un asistente evangélico de Nigeria, quien vino al país para dar
testimonio sobre su resurrección, luego de varias oraciones en un estadio del
país africano.
Comenta que el
estadio Alberto Spencer se llenó de fieles que deseaban escuchar el testimonio
del nigeriano que supuestamente resucitó. “Era algo increíble, el estadio
estuvo full y yo pude ayudar a que se realizara aquello, a pesar de que en ese
entonces aún no asistía a la iglesia, pero luego sucedieron cosas que me
ayudaron a llegar a la palabra de Dios y desde ahí lo hago hasta la
actualidad”, asevera.
Su famoso
parecido
Lo curioso de
este personaje es su parecido físico con el Presidente Rafael Correa, incluso
el color de sus ojos, la risa, aunque cuando se le habla de aquello solo sonríe
y trata de eludir, no obstante, afirma que son muchas coincidencias, que sus
amigos las resaltan.
La madre de
Amador se llama Norma (Granja) y la de Rafael Correa, Norma (Delgado). Ambos
nacieron en el mes de abril: Rafael celebró su cumpleaños número 50 el
pasado 6 de abril y Amador, los 49 el 8
del mismo mes.
María Macas
Dadai, la vendedora de maduro asado en las calles Capitán Nájera y José de
Antepara, es su fan número uno. A su puesto va casi todas las tardes a degustar
los cocidos a la brasa. Y allí están los amigos del antiguo barrio de Amador.
Todos lo molestan por su parecido y hasta le dicen Correa. El hombre asume con
humildad la ocurrencia y elude dar mayores detalles.
Dice que ha
habido gente de los sectores rurales adonde ha ido con ayuda humanitaria, que
lo ha confundido con el Mandatario.No obstante,
Amador no se cree el doble de Rafael Correa, sino una persona más del país; y
un ciudadano común y corriente, como él lo dice. "No me gusta que me conozcan
por mi parecido con el Presidente sino por lo que hago, por la ayuda
humanitaria. Yo lo respeto mucho (al Mandatario)”, enfatiza.
“Cuando me lo presentaron él también se
sorprendió del parecido que tenemos”, expresa. Posterior a ello, ha tenido la
oportunidad de verlo en pocas ocasiones y de que haya podido conversar sobre
sus similitudes.
Entre risas,
Óscar cuenta que muchas de las personas a las que ha brindado ayuda bromean con
él sobre esa apariencia; sobre todo las mujeres que siempre le piden “una
sonrisita”. Ante ello, él
expresa que solo se ríe y trata de mantenerse al margen. “Es preferible no
darles mucho, porque pueden pensar que me aprovecho del parecido y eso es lo
que no deseo”, acota.
Ayuda a los más necesitados
Su humildad y
ganas de luchar por los demás han hecho que este personaje cuente con el apoyo
de instituciones del Estado, incluso del Municipio de Guayaquil para luego
recorrer el país brindando ayuda a los necesitados, en sus tiempo libres, “que
no son tan libres”, como él lo afirma.
“Pero, lo hago
como hobby”. Comenta que todo inició hace 12 años y que lo aprendió de su
abuela (+). “A ella le gustaba ayudar a las personas que la necesitaban.
Siempre regalaba medicamentos y víveres a los que no tenían. Desde muy joven
observaba aquello y una vez que ella no pudo seguir, decidí dedicarme a esto,
en mis tiempos libres”, explica.
Amador es un
ciudadano más, con la diferencia de que la ayuda que realiza lo distingue,
creando amistades con personajes conocidos que le han asistido al ofrecer sus
favores, sin nada a cambio.
Uno de ellos fue
Roberto Patiño, el fallecido hermano del Canciller Ricardo Patiño. Óscar Amador
le guarda gratitud y dice que en vida lo apoyó siempre en las entregas
humanitarias. “Éramos un buen equipo con Roberto, con Jorge Briones y Pepe
Granja ya que ayudábamos a quienes tenían problemas, incluso con el alcohol y
las drogas”, señala.
En el 2005, cuenta
que asistió a la provincia de Tungurahua y entregó víveres, colchones y
medicinas a los perjudicados por el volcán. Para ello hizo de la travesía una
gran experiencia.
Por: Cinthia Herrera