El auténtico jugo de
coco, con sabor esmeraldeño y al ritmo de música cristiana, se sirve en su
local que funciona frente a la CTE.
Su quiosco, el C-71 de las calles Chimborazo y Cuenca (frente a la brevetación de la CTE), ofrece no solo jugo de coco, sino también ‘chepitas’, cocadas y galletas de coco |
El
tráfico en la intersección de las calles Chimborazo y Cuenca se nota pesado,
mientras ‘Míster Palma’, como alude llamarse, se acomoda el último detalle de
su vestimenta: la corbata roja que resalta en su camisa.
Se
trata de un vendedor de jugos de coco, desde hace 27 años, que viste de blanco,
zapatos, cinturón, sombrero, camisa, pantalón y hasta el estuche de su celular;
este hombre de tez morena, con acento que evidencia su origen esmeraldeño, le
pone sabor a la esquina que da frente a las oficinas de brevetación de la CTE
(Comisión de Tránsito del Ecuador), en el centro de la ciudad.
Las
canciones que salen de una vieja grabadora, en el quiosco C-71, donde
trabaja, marcan la rumba de ese pequeño espacio; no necesariamente con género
reguetonero, pero sí con merengue, salsa y vallenato con estilo cristiano, ya
que desde hace algunos años estudia la Palabra de Dios, como él mismo lo
afirma.
Una
funda de manzanas de coco (corazón de la fruta) adorna el techo del quiosco; y
son el ingrediente de su jugo. Toallas blancas y los grandes vasos plásticos
demuestran la pulcritud de su trabajo que, precisamente, es lo que desea que
sus clientes observen.
“Me
visto así porque lo primordial es que mis clientes vean la limpieza. Al tener
todo de blanco, ellos pueden ver que no hay espacio para la suciedad”, expresa
el esmeraldeño.
Su
producto principal es el jugo de coco, que lo prepara a las 05:00. Las famosas
‘chepitas’ (pan con mermelada), galletas de coco y cocada complementan su
local. Todo esto en recipientes de plástico.
Bien
equipado, a las 08:00, ‘Míster Palma’ se alista para atender con algarabía a su
clientela; y mientras da vueltas al jugo, con un cucharón grande, llega el
primer consumidor. Geovanny López, quien siempre que acude a la CTE aprovecha
para refrescarse del delicioso jugo en la esquina. Saca $ 1,00 y le pide a
‘Míster Palma’ un vaso bien despachado. Con un pedazo de manzana de coco, este
cliente se toma de una alzada el jugo; Palma observa que el contenido del vaso
de Geovanny baja y no demora en darle la ‘yapa’: dos cucharones más del
refrescante líquido blanco.
“Es
muy bueno, por eso siempre le compro a don Palma para refrescarme de este
calor”, dice Geovanny, luego de darse un sorbo refrescante.
El
sol empieza a calentar un poco más a Guayaquil y hacia el local de ‘Míster
Palma’ desfila la clientela a fin de contrarrestar la fuerza del clima.
Para
quebrantar el sofocante calor, el esmeraldeño cuenta con otro tacho lleno de
hielo picado y pedazos de manzanas de coco que flotan sobre la escarcha
derretida, para agregarles a los jugos.
Por: Cinthia Herrera
Por: Cinthia Herrera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario