Teresa hunde su cara en la mochila para no ver la risa burlona de sus
compañeros y no oír las humillantes obscenidades que se
dicen de su nombre. De esta manera intenta olvidar el infierno que vive cada
mañana de lunes a viernes. “Quisiera levantarme y ya estar graduada o salirme
del colegio para no verlos más, que ya no se rían de mí, si yo no les hago
nada, por más bien que me porto con ellos igual me odian y no sé por qué” dice.
Ella, a diferencia de sus compañeros, desea con ansias la llegada del
profesor y odia las horas libres y los 20 minutos de recreo que pasa
literalmente escondida en los baños de su colegio. Pero tiene que salir 5
minutos antes para no encontrarse con sus compañeras, sino, estas le ponen el
pie, le halan el cabello o le levantan la falda para saber si tiene calzones o
calzoncillos.
Le dicen “la machito”, ya no recuerda quien le puso el apodo, solo
porque un día de malas decisiones quiso cortarse el cabello por encima de los
hombros y como tiene pechos planos y contextura muy delgada la asemejaron a la
apariencia de un hombre.
Ahora ya tiene el cabello largo, antes siempre lo llevaba suelto
para no parecer “una machito”, pero al ver que sus compañeros aprovechaban la
oportunidad para jalárselo o incluso cortárselo prefirió hacerse una bola
escurridiza y bajar la cabeza ante tantos insultos.
Quienes ejecutan el bullying buscan ejercer el poder con abuso para
beneficio colectivo, obviamente desean ser reconocidos en su grupo social a
costa de la descalificación de sus compañeros, con acciones que involucran
golpear, hacer bromas pesadas, ignorar o “aplicar ley del hielo” y que se
pueden dar a nivel individual o colectivo hacia a un niño/a.
La psicóloga Susana Rivadeneira lo define como “la actitud de las
personas con prepotencia sobre las personas débiles, lo que implica que quien
practica el bullying sienta tal inseguridad psicológica que no se da cuenta que
su inconsciente siente alivio atacando al débil, esta actitud puede tener como
determinante u origen los maltratos familiares”.
Una encuesta nacional de Niñez y Adolescencia, realizada por Unicef en
el país, arrojó que el 63% de los consultados sufrió algún tipo de bullying.
Esta cifra junto con dramáticos suicidios que se han dado por adolescentes que
se han sentido cruelmente rechazados son campanazos de alerta cada vez más
fuertes.
Las víctimas de bullying sufren este fenómeno desde sus casas, al ser
ignorados o desatendidos en sus necesidades. Los padres en sus miles quehaceres
“depositan” a sus hijos en la escuela o colegio, lo que significa violencia en
su contra porque implica mostrarse indefenso ante este fenómeno tan complejo de
combatir y en ocasiones la violencia es tal que los profesores no están
capacitados para reivindicar la actitud de los jóvenes.
Entre las causas que promueven la conducta violenta de los ejecutores
del bullying se encuentra ligada a la sobreexposición de un sin número de
programas violentos emitidos en la televisión. En youtube por ejemplo, los
videos más vistos en su mayoría son aquellos en los que se burlan al “despistado”, “indefenso” o
“iluso”.
“Hemos perdido la capacidad de
asombro, estamos en un momento crítico, donde le estamos dejando a nuestros
jóvenes un mundo insensible, sin valores y sin rumbo” indica la profesora
Mirian Pincay.
Por su parte la Reina de Quito Silvana Di Mella presentó la campaña el
bullying, un drama que crece en silencio, con el objetivo de crear conciencia
en la sociedad sobre este mal que ataca física y emocionalmente a los jóvenes. Para
llevar a cabo dicha campaña se han grabado dos comerciales que se emiten en
siete canales de televisión, vallas publicitarias y redes sociales, además de
un comercial de radio; el proyecto cuenta con la participación de los actores
de enchufe tv.
Por: Brigitte Contreras
Por: Brigitte Contreras
No hay comentarios.:
Publicar un comentario