viernes, 24 de enero de 2014

Delincuencia a flor de piel

Guayaquil, puerto principal de nuestro país,  su  historia,  su calidez y cuantiosas oportunidades de trabajo han hecho que millones de personas hayan cambiado su tierra natal por establecerse aquí. Pero como no todo es bueno también ha sido cuna de vicios que afectan en gran magnitud a sus habitantes. El más destacado de estos, la delincuencia.

La inseguridad se ha convertido en una forma de vida para los guayaquileños, clasificándola fácilmente como una de las ciudades más peligrosas del Ecuador. Según un reporte de las Naciones Unidas los niveles de inseguridad en Guayaquil la han ubicado entre las 20 ciudades más inseguras de Latinoamérica.

En los tres primeros meses de 2013, en relación con el mismo periodo de 2012, los delitos en Guayaquil tuvieron un aumento comparativo de casi el 50 por ciento, según un informe de gestión presentado por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de Guayaquil (OSCG).

La delincuencia más común es la llamada delincuencia menor que incluye delitos como asaltos, carterismos, robos, fraudes, violaciones, vandalismo, grafitis y pinturas en muros y monumentos.

Carlos Lastra, jefe de Policía del circuito Juan Montalvo, que cubre el sector de esta cooperativa, señala que hay tres UPC (Unidad de Policía Comunitaria). Además de seis zonas de patrullajes que rondan constantemente alrededor de doce policías durante el día, en tres turnos. “El circuito intenta vigilar y ser un apoyo para la ciudadanía, pero también debe haber prevención por parte de las posibles víctimas, en su mayoría porque andan con sus celulares en las manos en sitios oscuros o no muy transitados”, comenta el oficial.

Johanna Córdova, ciudadana, considera que es deprimente reconocer que no hay seguridad en su propia ciudad. “No podemos mostrar nada, siempre con el temor de ser asaltadas o golpeadas si oponemos resistencia”.

La psicóloga Gabriela Goya indica que se ha establecido una cultura del hurto. Esto en ocasiones se debe a  la pérdida de valores éticos y morales en el hogar, la crisis económica, el desempleo masivo, entre otros.


Es cierto que se ha incrementado el número de patrullajes, sin embargo están a la par con el número de delincuentes. Delincuentes que son cada vez más jóvenes.




Por: Brigitte Contreras

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