Tiene su origen en una
tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno
para representar el fuego del dios sol y que de esta forma regresara con su luz
y calor durante el invierno.
Los primeros misioneros
aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus
costumbres para enseñarles la Fe católica.
Según el sacerdote Francisco
Peñalosa manifestó que el adviento es tiempo de espera, penitencia, conversión,
cambio de vida. Tiempo en que hay que prepararse para la venida de Jesús.
Jazmín
Delgado quién va dirigiendo, en su entorno, coronas de adviento desde hace 5
años dijo que esta se debe hacer una vez por semana durante todo el mes de diciembre
y que en cada sesión se debe encendiendo una vela.
La
corona está formada por una gran variedad de símbolos:
Corona de adviento: Símbolo que da el primer anuncio de la
navidad.
Forma circular: No tiene principio ni fin, simboliza la
eternidad.
Follaje verde: Color verde que representa la esperanza y la
vida.
Listón rojo: El amor de Dios que envuelve a las personas y también la espera con
ansiedad del nacimiento del hijo de Dios.
Manzanas que adornan la Corona: Representan los frutos del jardín del Edén
con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron la promesa del
Salvador universal que es Jesucristo.
Velas:
La luz de las velas representa la Fé, que hace recordar la oscuridad en la que
están las personas, provocadas por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de
Dios.
Delgado
explica un poco el significado de cada una de estas velas. Manifiesta que la
primera vela en encenderse es la morada que significa salir de las tinieblas y
buscar la conversión; en la semana siguiente se enciende la vela roja que
representa que hay que llenarse de amor de Dios; a reglón seguido
encontraremos la vela rosada que busca
el compartir la alegría y el gozo de la Santísima Virgen María; y, por último
la vela blanca que implica reconocer a Cristo como la luz del mundo.
Julián
Vergara, practicante de esta tradición, manifestó que él hace las coronas de
adviento en su casa todos los años. Reúne a toda su familia para hacer
compromisos y peticiones que les ayuden a estar más cerca de Dios.
Por: Johanna Solórzano
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